Cocina M.M. en Almirante Hoyos, en Sevilla
La vivienda en la que se actúa pertenece a una promoción privada en régimen de cooperativa, terminada en el encuentro de milenios bajo diseño de un compañero arquitecto que consiguió unos espacios únicos y brillantes
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En la cocina que nos ocupa, pese a disponer de una gran cantidad de luz natural, la cocina permanecía separada y a espaldas del salón y el resto de la vivienda. El propio espacio nos pedía su unión, el único problema consistía en rubricar con el mobiliario esa integración
El elemento central va a ser un cubo de metal situado en la frontera de los pavimentos, que alberga la función esencial de la cocina: la cocción de los alimentos.
Opuesto a este punto central, situamos una gran encimera blanca amueblada que aprovecha toda la luz natural suministrada por el ventanal y la anchura extra proporcionada por el cerramiento, en la que situamos el centro de limpieza de la cocina.
Flanqueando ambos elementos situamos alineados dos paquetes de almacenes verticales separados por el vano que une el ámbito de la cocina y el salón, en los que situamos en un lado el frigorífico y el horno, camuflando a su vez el termo, que apenas cambia de situación y en el espacio sobrante, un botellero vertical abierto
El otro bloque, instalado en un espacio transicional, adquiere en su aspecto esta cualidad, coloreando cada una de sus 4 puertas con 4 colores distintos escalados, escogiendo tonos RAL contigüos
e igualmente en su propio uso, ya que las puertas más cercanas al vestíbulo tienen un uso más cercano a la salida y entrada de la vivienda y en las más claras, tienen un uso más propio de la cocina
el separador vestíbulo- cocina se redefine con un biombo que también transita desde la opaca base y apoyo integral de la calefacción , a la discreta celosía superior que suministra luz natural a la entrada y entre sus pliegues permite otros usos